sábado, 28 de mayo de 2011

DESBORDAMIENTO DE LA NORMALIDAD




Esto es una crónica de como una cierta normalidad, una cierta forma de entender la convivencia, fue desbordada por otra normalidad más vital.

El jueves pasado me ofrecí como voluntario 'para lo que haga falta' al campamento de la plaza Cataluña. Estuve en el kiosco de difusión, plegando fotocopias y hablando con quien preguntaba sobre las actividades en curso. Es una experiencia altamente reconfortante para cualquiera, y me atrevo a decir que muchos trastornos mentales se curan con este tipo de terapia (si alguien se lo quisiera tomar como terapia).

En uno de los grupos de trabajo se debate qué hacer ante las amenazas de desalojo 'para evitar conflictos' con los seguidores del Barça después de la final de Wembley. Se examinan toda tipo de propuestas, incluso alguna ideas peregrinas, pero es tal la riqueza de las aportaciones que aparecen todo tipo de propuestas, desde deshacer momentáneamente el campamento, hasta encerrarse tras algún tipo de barrera. Sólo se contemplan acciones pacíficas. La comisión sólo recoge y elabora formas de actuación, irse o quedarse es una decisión que debe ser tomada en asamblea general. Por mi parte me voy a dormir (en casa de una amiga, no lejos de la plaza Cataluña) con la intención de dedicarle un par de horas el día siguiente, el viernes.

Me despierto con el ruido de helicóptero volando bajo y dando vueltas. No es difícil imaginar lo que esto significa. Me dirijo a la plaza Cataluña. Está cercada por numerosos Mossos d'Esquadra. Algún brillante político ha decidido 'limpiar' este foro. Ha mandado los camiones de limpieza con suficientes 'fuerzas del orden' como para amedrentar a cualquier opositor.

De madrugada, cuando los que dormían en el lugar se dieron cuenta de la que les venía encima, recogieron lo mínimo que tuvieron tiempo de pillar y se juntaron en el centro de la plaza. Los cercados se pusieron a llamar a amigos y conocidos, que hicieron lo propio. Poco antes de las 8 de la mañana, cuando llego, hay  grupos numerosos de personas en todos los accesos al interior de la plaza, acordonada por los mossos. Me coloco en la puerta norte, uno de los 2 accesos que permiten el paso de vehículos, y que resultó un sitio de los más tranquilos. Los camiones de limpieza, con su personal, ya están dentro y trabajando. La intención de los que cercamos a los cercadores es dificultar la salida de los camiones y nos sentamos en el suelo dispuestos a mantener la sentada.

El ambiente es de preocupación pero también de tranquila resolución. Al principio las fuerzas del orden cumplen firme pero educadamente el trabajo que les han encomendado. De tanto en tanto alguien les pide permiso para entrar, otro se 'hace el loco' e intenta pasar como si estuviera en la normalidad de cada día. Mientras son casos aislados los mossos impiden el paso con corrección.

Va llegando gente. Y más gente. Jóvenes, menos jóvenes, y jubilados (del trabajo, que no de la vida). La comunicación entre el interior y el exterior, y entre los grupos ante diferentes accesos es fluida. Además de móviles, se usan pancartas improvisadas: "no estáis solas" (así, en femenino genérico). Un periodista (¿o era solo estudiante de periodismo?) con la ayuda de un megáfono nos va cantando las noticias de lo que ocurre en otros lugares de la plaza y de otras plazas. Una mimo intenta hacer sonreír a los mossos, sin conseguirlo (al menos no a los que muestran la cara). Hace calor, afortunadamente van llegando botellas de agua y galletas que traen los que van llegando. Imagino que los que están bajo el mismo sol pero con uniforme oscuro, las protecciones, y sin beber, deben estar muy incómodos.

En la puerta noroeste las cosas se complican. Ven cómo se recogen y tiran sus ordenadores y otro material. Bloquean la salida del primer grupo de camiones y las 'fuerzas del orden' empiezan a confundir su papel. Empiezan los porrazos y hay los primeros heridos. Los camiones que han 'limpiado' infraestructura de comunicación, de sanidad, impresos, etc. logran salir, para ser bloqueados 50 metros más adelante.

Oigo las escopetas y las bolas de goma vuelan por todas partes. Aunque estoy relativamente lejos de donde se intenta imponer 'orden', a un par de metros de donde estoy una pelota le da en la cara a una persona sentada pacíficamente en uso de sus derechos ciudadanos. La tensión sube. La inmensa mayoría entiende lo que significa resistencia no violenta, pero siempre hay excepciones. Cuando alguien increpa a los mossos es inmediatamente envuelto por los que sí lo han entendido y se le invita a sentarse y a manifestar sus ideas y sentimientos de forma pacífica.

Para los que en su momento tuvimos que correr delante de los 'grises' o nos dejamos encandilar por la manifestación del 'millón de segadors' resulta irónico descubrir que después de conseguir una democracia y unas autonomías, las relaciones de poder entre las personas han variado poco. Luther King decía que 'la rebelión es el lenguaje de los que no son escuchados'. Hago memoria de como han actuado diferentes líderes políticos. Algunos fueron capaces de subirse a un tanque y liderar un movimiento que no habían creado; tantos otros se encierran en un despacho y mandan a la guardia pretoriana a que 'limpie' el deseo de limpieza. Me pregunto qué delirios impedirán a un político interesarse por los intereses de sus gobernados.

El primer héroe anónimo se cuela entre dos policías y antes de que haya reacción corre hasta el centro de la plaza, con los sitiados. Es vitoreado por los de dentro y los de fuera. Siguen muchos, al principio es un goteo; algunos logran pasar sin recibir ningún golpe otros son menos afortunados. Todas la iniciativas se jalean, tanto para celebrar un éxito como para avergonzar a los que hacen un uso pervertido de su fuerza. Los ánimos están ya muy caldeados. Los mossos da la impresión que se sienten desbordados. En el acceso donde estoy una chica se cuela entre dos mossos y es detenida pocos metros más adelante a golpes de porra. Los porrazos siguen cuando está caída en el suelo. El abucheo es muy fuerte; algunos se enfrentan, pacíficamente pero se ponen enfrente de la primera línea de mossos. Otros aprovechan la distracción para colarse por el lado menos vigilado. En este momento ya son algunas docenas las personas que han logrado entrar con en núcleo cercado, y el flujo continúa. Las porras intentan frenar una multitud cada vez más numerosa y enardecida, las pelotas de goma vuelan en todas direcciones, incluso una le da a un mosso (¿o era una mossa?), afortunadamente llevan coraza.

Los mossos pierden los papeles. Yo diría que tienen miedo. Esto no es ninguna actuación heroica, no se trata de detener a ningún delincuente, sino de enfrentarse a los que teóricamente deberían proteger. Están desbordados. Finalmente se retiran. Y todo el mundo entra al centro de la plaza. En esta retirada algunos de los que estaban fuera les arrojan botellas de plástico y otros objetos (es el único momento en que yo he visto una actuación que pudiera llamarse violenta por parte de los ciudadanos indignados). No todos los mossos entienden su profesión de la misma manera, enfrente mío hay uno que descarga toda la munición de pelotas de goma contra la multitud, sin que yo sepa verle otra función que la de descargar sus propias tensiones.

Me pregunto que hubiera pasado de no haber tantas cámaras registrando los hechos.


Cómo es fácil comprender, esta actuación policial ha incrementado el tsunami de indignación. Los grupitos sentados ya no caben en la parte central de la plaza y se desbordan a los aledaños. Es de noche y hay miles de indignad@s en la plaza Cataluña.

web de la acampada BCN    http://acampadabcn.wordpress.com/

2 comentarios:

  1. a veure si consegueixo enviar-te un comentari.no soc anonim pero em demanen coses que no se per enviar-te quatre ratlles.
    lo dicho! chingón!
    em sorpren molt i em fa mal veure com reacciona el "gobern catala" joder.....
    i tot el planeta remogut, aixo es posa molt interessant.montse

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  2. Sí, estem acostumats a que les 'injusticies' i les 'barbaritats' siguin coses dels 'barbars', però resulta que els polítics locals pateixen els mateixos tics que els de afora i, a més, ho veiem des de més a la vora.
    salut!
    Pere

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