Hace pocos días hablaba de verdades y certezas, hoy le añado mitos (leyendas urbanas más crecidas, nada que ver con arquetipos Jungianos ni nada por el estilo). No sé si es la edad, el recorrido, o la época actual, pero el caso es que cada día estoy más convencido: "La verdad es sólo para los que la buscan".
Que la realidad tiene muchas caras nos lo mostró muy bien Akira Kurosawa con el film Rashomon. Que los noticiarios son parciales puede constatarlo (incluso el más crédulo) con solo comparar, para alguna noticia 'sensible', como la comunican (o esconden) diferentes medios. Que la verdad es frecuentemente empañada por intereses comerciales ... que os voy a contar (sin ir más lejos, ahí está Los Crímenes De Las Grandes Compañías Farmacéuticas).
Por el lado de la ciencia podría pensarse que pisamos un terreno más firme. Pero si caemos en la cuenta que los científicos son seres humanos, deducimos que están sujetos a las mismas tentaciones y debilidades que los demás. En su momento me sacudió 'La doble hélice', donde James Watson narra el lado más humano y menos hollywoodiense de la investigación para desentrañar la estructura del ADN (y que, junto con Crick y Wilkins, le valió un Nobel).
Más recientemente, John P. A. Ioannidis en este artículo (PLoS Medicine) declara:
Existe una creciente preocupación de que en la investigación moderna, los resultados falsos pueden ser la mayoría o incluso la gran mayoría en las investigaciones publicadas. Sin embargo, esto no debería sorprender. Se puede demostrar que la mayoría de los pretendidos resultados de investigación son falsos.
Y en este (Newsweek):
No se trata sólo un estudio individual aquí y allá que es defectuoso ... el marco mismo de la investigación médica puede estar descompuesto, lo que lleva una y otra vez a resultados que son, en el mejor de los casos no probados, y en el peor peligrosamente equivocados.
Ambos artículos merecen ser leídos con atención. Están en inglés, pero con el traductor de Google y algo de paciencia se entienden. Y es difícil cargarselos como si se tratara de un exabrubto de algún 'antisistema'.
También ocurre que algunas teorías científicas se mantienen intocables como dogmas de fe. Por ejemplo, dado que -aparentemente- contradecir a LA teoría de evolución sería caer en el creacionismo (o el diseño inteligente), se diría no hay lugar para cuestionar nada; a pesar de que algunos de los hechos conocidos no cuadran con la versión oficial de la teoría de la evolución. Y un día fui a parar al blog de Máximo Sandín. Es una visita obligada para cualquiera interesado en algún aspecto de la biología; por sus escritos y por las numerosas y valiosas referencias / enlaces. Jubilado de la universidad, sigue ejerciendo la docencia por otras vías.
Puede constituir un prólogo, esta entrevista a Máximo Sandín realizada hace cosa de tres años en ocasión del bicentenario del nacimiento de Darwin. Copio un fragmento (los subrayados son míos):
[Pregunta]... su vocación es la de que se genere una nueva percepción de la evolución de la vida en la sociedad, de manera mucho más amplia y participativa, con la comunidad científica incluida. ¿Se puede afirmar con rotundidad que no tenemos todavía respuestas claras y pruebas sobre los mecanismos de la evolución biológica como para dar tanto peso a las teorías propuestas por Darwin?
[Respuesta] Lo que podemos afirmar es que sí tenemos pruebas y datos experimentales sobre los mecanismos de evolución, pero que son muy diferentes y contradictorios a la propuesta de Darwin y a las propuestas de los darwinistas.
Lo que pretendo transmitir, en la medida de mis posibilidades y eso sí, a una audiencia muy limitada en comparación con la que es bombardeada con los tópicos “oficiales”, es que la evolución y la vida no tienen nada que ver con la sórdida concepción de “la lucha por la vida” y “la supervivencia del más apto”. Que esas eran unas ideas de unos señores victorianos muy desagradables del siglo XIX que vinieron muy bien para justificar la situación social y colonial de entonces (y, en muchos casos, de ahora), aunque su aplicación ha conseguido convertir a la sociedad y, de seguir por este camino, a la naturaleza desequilibrada, en algo parecido. Que la naturaleza no es un campo de batalla en el que todos los seres vivos compiten permanentemente (para los darwinistas, compiten el ADN, las proteínas, las células...), sino que es algo de una enorme belleza y complejidad en la que todo está relacionado y es imprescindible para su funcionamiento, donde no sobra nada ni nadie. Que es absolutamente falso que el comportamiento humano esté “codificado” en los genes, porque la influencia del ambiente está implicada en todos los fenómenos de la vida, desde el mismo control de la información genética hasta en el desarrollo embrionario y cerebral. Y que no hay genes “malos”, ni menos “al azar”, sino secuencias alteradas por las miles de sustancias tóxicas y agresiones ambientales a que estamos expuestos. Pero, sobre todo, que es necesario reflexionar sobre dónde han llevado a la naturaleza y a la sociedad estas ideas y sobre la necesidad de ser más respetuosos con una naturaleza que estamos muy lejos de comprender, y más aún de controlar, y de la necesidad de construir una sociedad en la que haya sitio para todos.
Recomiendo a todos el mencionado blog, y valgan como ejemplo estos dos artículos: LOS CIEGOS Y EL ELEFANTE, VIRUS Y LOCURA.
Es un gran alivio descubrir que, cuando uno se ve incapaz de hacer cuadrar la propia experiencia y razonamiento con algunas teorías oficialmente reconocidas, no necesariamente significa que se haya vuelto loco ni nada por el estilo. No, a veces el error y la confusión está del lado de los que más se hacen notar.
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