miércoles, 13 de abril de 2011

SORPRESAS


En un post anterior manifestaba mi sorpresa ante el hecho que muchas personas afectadas por algún trastorno mental acepten voluntariamente su encasillamiento como 'enfermo mental'. Hoy profundizo un poco más en el tema.

A los autores del libro «La invención de trastornos mentales» les dijeron cosas como:
«Hablar de la invención de las enfermedades mentales en un país donde hay más de 400.000 personas que sufren esquizofrenia no sólo es frívolo, es inmoral. Seguramente es una mezcla de ignorancia -se trata de personas que no tienen contacto alguno con los miles de afectados que en Asturias sufren un trastorno mental severo- y de intereses espurios, bien personales o corporativos».
Me resulta chocante que personas aparentemente serias, y con una sólida formación académica, respondan con exabruptos cuando tan sólo se pone en duda la equiparación de este tipo de problemas con las enfermedades biológicas (como si alguien estuviera poniendo en duda la utilidad de su profesión o la existencia de problemas de índole psíquica).

Desde el punto de vista argumentativo, es como decir (¡ y en su momento se dijo !) que no se puede poner en duda la existencia de posesiones demoníacas ante la vista de personas que dicen cosas incoherentes y se agitan como endemoniados.

Visto lo delicado que resulta examinar las supuestas concepciones científicas de otros (¡¡ no sólo las creencias religiosas o las ideas políticas !!), opto por comparar qué cosas varían adoptando una u otra postura (simplificadas y refundidas hasta un planteamiento dicotómico; he excluido una de las partes significativas del conjunto, el entorno familiar, porque temo demasiado herir susceptibilidades ya doloridas)

Alternativa A:
Aceptamos que los trastornos mentales (pongamos que todos), son enfermedades como otra cualquiera, es decir algo 'venido de fuera' como un virus, o 'legado' como un gen.
Sujeto (el que experimenta algún 'trastorno mental'): Puede descansar tranquilo. Es un sujeto pasivo y sólo tiene que asumir que es un enfermo de por vida; tendrá que acostumbrarse a los efectos colaterales de los neurolépticos. Pero no tiene responsabilidad sobre lo que le ocurre ni posibilidad de remediarlo. Para ello estan los doctores y los medicamentos.
Facultativo (psiquiatra): Es fácil diagnosticar y tratar, sólo hay que pasar un check-list y prescribir el fármaco aconsejado.
Institución (seguro público o privado): El tratamiento de los trastornos mentales son solo una extensión de la medicina física. Se hace una estadística con los casos diagnosticados y se calculan los costes que se aplicarán.
Industria (farmaceutica): Los neurolépticos son ideales desde el punto de vista económico; los clientes los toman de por vida, no pueden prescindir de ellos. No hace falta que curen nada y no importa los efectos secundarios, basta con que enmascaren algunos síntomas y los usuarios se acostumbren a ello.

Alternativa B :
Aceptamos que los trastornos mentales (pongamos que todos), son funcionamientos erróneos de la psique y que no hay atajos para hacer la vida menos dolorosa o para alcanzar la paz del espíritu. Se requieren trabajo duro y principios racionales y consistentes para alcanzar un estado de contento y satisfacción.
Sujeto (el que experimenta algún 'trastorno mental'): Resulta que en su vida alguna cosa no se la ha planteado bién. Desde fuera le podrán ayudar, pero nadie se lo arregalará. Tendrá que esforzarse por comprender y por superar sus malos ratos y ganarse los buenos.
Facultativo (psiquiatra): Es dificil comprender los problemas de otro, hay que ponerse en su lugar. Y no se dispone de 'balas mágicas' que lo arreglen todo.
Institución (seguro público o privado): Con los trastornos mentales no hay manera de saber si estan enfermos de verdad o son sólo ficticios. No se puede prever el coste ni la duración que tendrá un tratamiento.
Industria (farmaceutica): Dificil mercado el del trastorno mental, los afectados son tratados casi sin fármacos y, de hecho, no tenemos ni idea de que efectos neurológicos tendría que producir un fármaco para esa clase de problemas.



Después de todo, me parece que no es tan sorprendente la tendencia a considerar 'enfermedad' a un problema psíquico o a un estado de 'angustia emocional severa'.

2 comentarios:

  1. Una síntesis buenísima de un dilema muy controvertido. Por supuesto, que me quedo con la segunda opción.
    Esther.

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  2. Hola Pere:

    Et deixo el meu mail i si vols en parlem per aquella via. elfildelatroca@gmail.com

    A més et deixo la direcció del meu blog:

    elhilodelamadeja.blogspot.com

    Salutacions!!

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