miércoles, 27 de marzo de 2013

Ejercicios de Semana Santa



Nota inicial:
La oferta de 100 euros por el link a "un estudio donde se establezca relación causal entre desequilibrios bioquímicos y psicosis" se mantiene y se dobla con la generosa aportación de Marisa.



Propuesta de ejercicios mentales para Semana Santa.

(1) Visionar una de romanos. Por ejemplo, aquella de la carrera de cuádrigas. Ya sabemos quien ganará y siempre sienta bien.
(2) Para mejorar el estado de ánimo que produce el estado de la salud pública, comtemplar durante 3 minutos una imagen de colorines de esas que regalan los laboratorios.
(3) Aprovechando el subidón de fe que suele ocurrir esta semana, realizar un estudio novedoso. Por ejemplo, visitar un hospital y sacar una estadística del color de la cama de los pacientes con mejor pronóstico.
(4)    Con el resultado (de los top 100, 95 estaban en una cama pintada de color verde, 5 en una de otro color) preguntarle al vecino estudiante de ESO qué puede concluirse de eso:
    a)    El color verde es causa de mejoría.
    b)    El color verde es premonitorio de mejoría.
    c)    El hecho de que el 95% de las camas en ese hospital sean verdes puede haber influido en el resultado.
(5)    Rezarle a san John Ioannidis para que ilumine a nuestros galenos.
(6)    Cuando nos quieran hacer ver algo que no nos gusta, proceder como los políticos y hablar de otra cosa que sí nos guste. Intentar superar el record establecido por José Mª Aznar con la Mercedes Milá (tres veces preguntado ¿van a presentarlo al juzgado? tres veces hablando del tiempo).
(y 7)    Olvidar los malos hábitos (los malos de verdad) y hacer lo que realmente queremos hacer.

Felices vacaciones.

domingo, 24 de marzo de 2013

100 euros por un link


Se lo he ofrecido a algunas personas cara a cara; como no he obtenido respuesta, ahora lo ofrezco más públicamente. Ofrezco 100 euros por el link a un estudio donde se establezca relación causal entre desequilibrios bioquímicos y psicosis. Puesto que es ampliamente conocido que las psicosis son causadas por desequilibrios de los neurotransmisores, debería ser fácil encontrar algún estudio que lo demuestre. Si llegara una catarata de mails o comentarios con el enlace a un estudio que cumpla las condiciones, el premio será solo para el primero.

Hasta donde yo he investigado la literatura, lo que he encontrado son 3 tipos de estudios:
A) aquellos donde se da por sentado lo que se afirma, sin mayores precisiones (y tonto el que no lo sepa ya; esos son los más numerosos).
B) los estudios cuyo resultado "sugiere" que realmente hay alguna relación causal entre cierto desequilibrio bioquímico y ciertos fenómenos que atañen la vida psíquica.
C) los estudios cuyo resultado "refuerza" la hipótesis de relación causal entre cierto desequilibrio bioquímico y ciertos fenómenos que atañen la vida psíquica.
Así que estos estudios no tienen premio, hace falta algo más. Algo así como enseñar el bichito de Koch atado a unos pulmones tuberculosos.

 Como ignoro el currículum de mis lectores, para aquellos que no lo tienen fresco recordaré que observar un cierto desequilibrio bioquímico (exceso o defecto de ciertos neurotransmisores) en personas que padecen una psicosis, NO DEMUESTRA ABSOLUTAMENTE NADA, aún cuando puede ser un indicador valioso acerca de los fenómenos en curso. (Del mismo modo que encontrarlo a Vd. cerca del lugar del crimen no lo convierte en culpable, aún cuando pase a ser considerado sospechoso)
Si de ello concluyéramos que el tal desequilibrio es causa del fenómeno psíquico observado estaríamos cometiendo un pecado llamado "sesgo de disponibilidad". Cuando se quiere ligar dos fenómenos con una relación causal se suele emplear una tabla del tipo:

Nº de casos CON psicosis Nº de casos SIN psicosis
Nº de casos CON el desequilibrio Psicosis CON desequilibrio Desequilibrio SIN psicosis
Nº de casos SIN el desequilibrio Psicosis SIN desequilibrio Ni desequibrio ni psicosis

Pero incluso si hubiera una correspondencia biunívoca (concordancia exacta entre los casos de desequilibrio bioquímico y de psicosis) todavía habría de establecer qué es la causa y qué el efecto, o si ambos son efecto de una causa común.

Hace algún tiempo dediqué un post a la heredabilidad de la esquizofrenia (algo bien establecido) y la causa genética de ello. El tema de la genética está lejos de estar probado. Lo que los estudios muestran más claramente es el grado en que las propias convicciones se disfrazan de razones.

En fin, si conoces algún estudio que establezaca la relación causal entre desequilibrio bioquímico y psicosis, solo tienes que mandar un link y te pediré un nombre y una dirección donde mandar el premio.

lunes, 18 de marzo de 2013

Delirio de control



Voy a visitar a una persona que acudió voluntariamente, por su propio pie y por iniciativa propia, a un hospital psiquiátrico. Alguien que, reconociéndose en estado 'alterado', solicitó ayuda a los especialistas de la salud mental. Alguien que, al decir del psiquiatra que lo lleva ahora, en todo momento se ha mostrado tranquilo (yo diría que sumiso).

Desde la calle entro en un recibidor vacío que conduce directamente al mostrador de 'recepción'. Declaro a quien deseo visitar y me identifico como familiar próximo. Después de una consulta telefónica la 'recepcionista' me abre la puerta al patio. Antes ha negado la entrada -desde el patio- a un interno que lo ha solicitado a través del cristal y las rejas.

Me acerco al pabellón correspondiente observando lo amplio que es el recinto, con patios y jardines. Los edificios me recuerdan a los antiguos del Sant Pau de Barcelona. Hay bastantes internos deambulando sin una dirección determinada. Uno de ellos me pide un euro y, al excusarme diciendo que no llevo monedas, me pide un cigarrillo.

Cuando llego al pabellón, otra vez encuentro una recepcionista ante la que me tengo que identificar. Me dice que me espere. Llave en mano abre una puerta y vocifera el nombre del visitado. Cuando muestro la bolsa con enseres que traigo para el visitado, la 'recepcionista' les da una ojeada verificando la 'corrección' de los enseres.

Llega el visitado, el interno, el 'paciente'. Después de la primera salutación sugiero dar una vuelta por el recinto o sentarnos en el bar de la institución. Se me notifica que, mientras el psiquiatra no lo autorice, no puede salir del pabellón; "pero ya puede estar -determinadas horas- en la sala grande donde hay televisión" se me comunica a modo de consuelo. Se nos invita a estar en una de las salas de visita donde, de momento, no hay nadie más.

Un vez superado un período de prueba los internos pueden participar en algunas actividades que organiza la institución. Pueden, por ejemplo, asistir a sesiones de arteterapia (pero no pueden usar sus propias acuarelas cuando lo estimen oportuno).

El visitado me pide le saque algún dinero de la libreta de ahorros (guardada en algún lugar de la institución) y hago gesto de sacar la cartera. Aprendo que, dentro de la institución, se funciona con vales. Hay una especie de banco donde se ingresa el dinero y se recibe un vale; luego, alguna 'autoridad' debe autorizar el uso pormenorizado que se da a este dinero ¡no más de dos consumiciones al día! (sin alcohol y sin cafeína, por supuesto).

El personal se comporta en todo momento con amabilidad. Pero los internos no pueden hacer nada por propia iniciativa. Todo está predeterminado. Muchas horas al día para pensar o deambular sin rumbo. Y unas pocas estrictamente pautadas.

Cuando me voy, hay una pregunta que no consigo quitarme de la cabeza ¿para qué sirve ese régimen carcelario? (régimen carcelario en 'dulce', pero régimen carcelario al fin y al cabo) ¿Para qué este des-empoderamiento? ¿Qué incita a esta forma 'tratamiento'?

El único calificativo que se me ocurre es 'delirio de control'. Lo he conocido antes. Durante años he trabajado free lance con sistemas de control de producción en industrias manufactureras. Totalmente necesario, sin ello las personas nos columpiaríamos y los costes se dispararían. Pero cuando se excede (cuando se pretende controlar absolutamente cada uno de los pasos que da el operario) produce el efecto contrario al deseado: los costes se disparan. (hay desmotivación generalizada, baja la productividad aún cuando todo el mundo intente achacárselo a otros; las máquinas tienden a estroperase más; los materiales y componentes que provienen de fuera tienden a padecer más defectos, etc. etc.)

Por cierto, algunas empresas al no conseguir ese 'control total' cerraron y se trasladaron a otro países con normativas más permisivas. Ahora pueden producir más y más barato. Lo que no pueden es venderlo porque una gran parte del mundo ha perdido poder adquisitivo. (Solo obtienen buena venta los productos muy baratos y los productos de lujo. Los dos extremos de lo que antes fue una extensa gama).

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Una pequeña búsqueda y descubro que el 'delirio de control' se ha detectado también en la sanidad en general. En B-Salut (Revista de Innovación y Gestión Sanitaria) encuentro un interesante artículo del que extraigo unos pocos párrafos:
En psiquiatría se define el delirio de control como la creencia delirante de que uno está siendo controlado en su cuerpo o mente por personas o dispositivos. En gestión, se trata de un estado patológico con indudables efectos nocivos sobre el comportamiento organizativo eficiente.
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Se manifiesta con alta prevalencia en culturas organizativas excesivamente jerárquicas, en las que el manejo del poder hace que los individuos adquieran un apego a la costumbre y a la autoridad, que no suelen cuestionar.
..
Depositar los referentes de actuación en directrices de jefes y/o en conocimiento experto ajeno, lleva a una cultura de inacción, miedo al error e incapacidad de aprender de la experiencia.
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Quizá sea una característica de nuestra época este deseo enfermizo de "tenerlo todo bajo control". Parece que cueste aceptar que no tenemos el control total de nada. Ni de nuestra vida, ni de nuestras posesiones ni, mucho menos, de otras personas. Esto no es ningún problema, es la condición humana. Epicteto recomendaba empezar por distinguir entre lo que está en la propia mano cambiar y lo que no (para dirigir los esfuerzos hacia cosas productivas, para no de-lirar).